Un año y seis días después, la historia de Baloncesto Betis Terminó exactamente en el mismo lugar. Pista maldita para sus intereses donde sólo acumula decepciones y perdió la categoría la temporada pasada, el Centro WiZink Volvió a convertirse en un fortín inexpugnable para el conjunto verdiblanco, lejos de su mejor versión en la quinta y última jornada del play-off de cuartos de final ante Estudiantes. Este es el final de la aventura imposible de este equipo de jugadores a los que no se les puede culpar. Su gente le agradece porque ha liderado, y con qué galanura, profesionalidad y compromiso, un club abandonado a su suerte, a la deriva, que ha vivido permanentemente en la tormenta, al filo de la navaja. Un barco con goteras de agua por todos lados que los jugadores, contra todo y a pesar de todo, intentaron llevar al ansiado puerto del ascenso. Lo que en otros tiempos hubiera sido una obligación para este club con 37 años de historia, se convirtió una utopía por la que han luchado con el brazo torcido hasta este amargo final en Madrid. El partido esperado no resultó. Fue un duelo feo, reñido, más intenso que estético, para los canteros, marcado por bajos porcentajes de tiro (33 y 31, respectivamente) y por el férreo control del rebote escolar: 51 a 35. Por ahí, robando balón tras balón, se comió la moral de un Betis intermitentesiempre a cuestas, que todavía estaba al alcance de un tiro de tres puntos cuando el partido entraba en los últimos diez minutos.
Desde el primer cuarto (19-15) el Betis ya salía con los deberes por hacer. Estudiantes se manejaba con un punto más alto de agresividad y con una ardiente hiperactividad en el rebote, que había hecho suyo. Duplicó al conjunto verdiblanco en ese aspecto (14/7), como si hubiera aprendido la lección del cuarto desafío. El Betis perdió una presencia intimidante sin DeBisschop, reservado hasta la segunda parte con dos goles personales tempraneros. Y el equipo, entre sí, chocó contra la defensa universitaria por repetición. Una pared hermética en el cuadro que Constantemente lanzaba dos contra uno al hombre-bola. al cortocircuito, y vaya si lo consiguió, el bloqueo directo. Tras la primera vuelta, el Betis tenía demasiadas fisuras en el chasis. No controlaba el rebote (seis en ataque ya había concedido a su rival), concedía muchas faltas, había regalado varias posesiones sin presión defensiva (cuatro pérdidas sumaban) y en ataque se impacientaba. Forzando situaciones sin casi mover el balón.
Cayeron por cuatro, pero tuvieron que activar su defensa para que no se agudizara el dominio colegial. Larsen y Francis Alonso acertaron de tres (25-17) y Estudiantes abrió brecha. El Betis no entendía el juego en ataque, precipitado, leyendo mal y abusando del triple, justo lo que quería su rival. Nada más regresar a la cancha, Joaquín Rodríguez cometió el segundo. El Betis sangraba por el rebote. y a borbotones. Por suerte el éxito colegiado fue discreto. De lo contrario, ya habría estado contra las cuerdas. Un dato sintomático: los locales consiguieron tantos rebotes en ataque (10) como los visitantes en total. Ferrando amplió a diez (27-17) con el Betis jadeante, seco, atrapado por la defensa estudiantil.
Sin puntos
La segunda canasta bética, un triple del uruguayo, tardó casi seis minutos y la tercera, gol de Faggiano, casi siete. El Betis volvió a verse reflejado en el retrovisor (27-23) cuando apareció Sola en el WiZik para anotar dos canastas puras de cantero. El Betis se fue en un santiamén, superado en el rebote y sin veneno ofensivo. Parecían duros, pero con su sexto triple (Faggiano) evitaron irse al descanso con diez desventajas (33-26). Los problemas estaban claramente localizados. Los de Savignani habían acertado más triples (seis) que dos (tres), el rebote lo lideró Estudiantes (doce atrapadas más) y ni Polanco ni Joaquín habían encontrado su espacio en el partido (diez puntos entre ambos). De su tridente, sólo Faggiano estaba en sintonía con ocho puntos, seis rebotes y tres asistencias.
El uruguayo, de nuevo en el partido, no estaba. Falló tres triples seguidos en la reanudación con un Betis más enérgico y voraz en el rebote ofensivo, sumando segundas oportunidades. MasaEl equipo había sido abandonado por las musas.. Leimanis marcó (36-28), Nzosa se impuso jugando con una intensidad nunca antes vista y Larsen destrozó el rebote: 16 en ataque para Estudiantes. Una sangría para la que el Betis no tuvo remedio. El 38-30 fue la mejor noticia en su caso. Casi un milagro. En un partido con porcentajes muy bajos, el Betis se mantuvo en pista (43-35) aunque su marcador fue prácticamente a cuentagotas: sólo de 4,60. Entonces la zona defensiva empezó a funcionar, Desactivó a Estudiantes y los redujo a tres (43-40) jugando con Berzins y DeBisschop por dentro y aprovechando la ausencia de Larsen. Polanco se echó al equipo a la espalda, Berzins aguantó al danés y el Betis, a falta de diez minutos, estaba mucho más vivo que en el descanso. Se había recompuesto en defensa para apuntarse el tercer set (13-17).
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Movistar Estudiantes (19+14+13+19): Wintering (6), Leimanis (11), Sola (7), Murphy (13), Larsen (10) -quinteto titular-; Dee (-), Nzosa (2), Sergio Rodríguez (-), Ferrando (9), Francis Alonso (5), Cáffaro (2), Carlos Suárez (-).
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Real Betis Baloncesto (15+11+17+11): Faggiano (16), Joaquín Rodríguez (10), Dedovic (2), Almazán (5), DeBisschop (5) -quinteto titular-; Polanco (12), Pablo Marín (-), Hanzlik (-), Domènech (-), Berzins (4).
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Árbitros e incidencias: Morales Ruiz, García León, Lema Parga. Eliminado Joaquín Rodríguez, por cinco faltas (m. 40). Quinto partido de los cuartos de final del play off de ascenso a la LEB Oro. WiZink Center, ante más de 9.000 espectadores.
Los estudiantes lo cierran.
Dos derrotas de DeBisschop y cinco puntos seguidos del Estudiantes ahuyentaron los fantasmas del WiZink (51-43). Mal comienzo del último cuarto. Savignani se quitó el cuello interior y devolvió a la pista a Joaquín, también Domènech. El Betis seguía ocho abajo y aguantó con un tiro exterior (54-49) y sin perder la compostura. Polanco repostó, la zona volvió a ser aprovechada y el posible empate de Domènech (triple fallido) se fue al 57-51. El partido se vino abajo, el Betis no terminaba de golpear el balón y el tiempo se acababa. Murphy, que había sido letal en el triple, puso el 61-51 con un rebote de ataque a los tres minutos de partido.. Faggiano, el mejor del Betis, apuró las opciones de su equipo, que nunca o casi nunca fue capaz de imponer su plan de juego. En el 61-54, Joaquín falló un triple que el WiZink celebró casi como gol.
Estudiantes tuvo el partido y el billete a la Final Four en tu bolsillo. Ese sueño por el que el Betis luchó con todas sus fuerzas, llevando al límite a su rival, hasta que no pudo más. Sentenciado el duelo, el base uruguayo, que volará muy alto, todo lo que quiera porque tiene talento de sobra, se despidió del juego, de la temporada y, seguramente, del Betis. Lo que Savignani le dijo al oído cuando abrazó a su pupilo seguramente quedará para ellos. El Betis Baloncesto ha sufrido y hecho soñar. Sólo hay agradecimiento para sus jugadores y su cuerpo técnico. Se despide así de una temporada de sobresaltos que comenzó con un nuevo dueño, luego desapareció por la quiebra del grupo mexicano Xoy, y nuevamente con la sección del club en manos de la entidad heliopolitana. El equipo ha respondido, defendiendo con honor y hasta la extenuación esa camiseta, que ahora es verdiblanca pero que también es heredera de una tradición de casi 40 años que comenzó en 1987. Los profesionales del parqué han estado a la altura de las circunstancias y ahora les toca a los líderes tomar el relevo, haciendo lo imposible para que esta historia continúe donde debe, en la LEB Oro. Otro escenario no se entendería. La campaña ha terminado, pero aún se juega el juego del futuro.