lunes, septiembre 30

Los “cyclors”, las baterías humanas del AC75 de la Copa América

La Copa América es la competición náutica con los barcos con diseños y tecnologías más avanzadas del mundo, pero dentro de estos factores, el elemento humano es clave para darle la potencia necesaria a los AC75 (monocascos con hidroalas de 22″). .90 metros de eslora y 6,2 toneladas de peso) de última generación que competirá en la 37ª edición en Barcelona a partir de agosto y el factor humano son los llamados ‘cyclors’, los cuatro tripulantes que generarán energía a bordo del barco con sus piernas

Los ‘cyclors’ fueron piezas claves del Emirates Team New Zealand en su victoria en la 35ª edición celebrada en Bermudas en 2017, derrotando al Oracle estadounidense por 7-1. Su presencia a bordo del F50 de los neozelandeses supuso una revolución en la Copa.

Aquel logro tuvo nombre y apellidos españoles en la figura del madrileño Luis Sáenz Mariscal, de 53 años, considerado el mejor abogado en regulación náutica del mundo.

Fichado por el Team New Zealand para la 35ª edición de la America’s Cup que se iba a disputar en las Islas Bermudas en 2017, su extraordinario conocimiento del ‘Deed if Gift’, un compendio de reglas por las que se rige la America’s Cup desde 1857 , le permitió una jugada legal para aplicar un cambio histórico, con la entrada de los ‘cyclors’ (tripulantes que pedaleaban) en 2017.

El Team New Zealand estaba trabajando, en el más absoluto secretismo, para aplicar el sistema de ciclismo tándem y la palabra “manual” que aparecía en la norma era imprescindible, ya que la norma decía que todos los controles debían ser manuales y que la potencia también podía ser creado manualmente.

Luis Sáenz Mariscal, entonces asesor legal y reglamentario del Team New Zealand, realizó una increíble maniobra técnico-legal para poder aceptar a los ‘cyclors’ a bordo de los barcos.

Él mismo explicó: En 2014, un año después de que se publicara la 34ª edición de la Copa en San Francisco y el reglamento para la 35ª edición en Bermudas en 2017, se abrió un periodo de consulta para obtener las opiniones de los retadores con el objetivo de aclarar puntos y realizar mejoras en las reglas de la Copa, que están contempladas en la denominada ‘Escritura de Donación’ vigente desde el 9 de julio de 1857

«Cuando un término -continuó el abogado- No está definido en una de las reglas, como era el caso, hay que ir al diccionario de Oxford y dice que manual es algo hecho a mano. Le expliqué que durante años había botones en el piso de las cubiertas de los barcos para cambiar el engranaje de los winches y que esta acción era técnicamente ilegal tal como estaban escritas las reglas, ya que esos botones se controlaban con los pies. «.

Añadió: «Propuse establecer una definición específica de manual y propuse que significara humano; que los controles debían ser manejados por un humano. Respondieron que no, que bastaba con decir que eran acciones realizadas por la tripulación y que no se limitaban exclusivamente a las manos.

«Entonces me dijeron: »¿Te va bien?«. Y respondí que sí; “Pensaron que estaba hablando de los botones, pero estaba pensando en la energía generada con las piernas y ese era el movimiento, y era totalmente legal”.concluyó Sáenz Mariscal.

Y también importante fue mantener en secreto los planes del Team New Zealand durante casi tres años y ser el último equipo en llegar a Bermuda, lo que impedía que nadie copiara ese sistema.

En la 36ª edición de la Copa de Auckland 2021, los ‘cyclors’ quedaron descartados por el reglamento y han vuelto a ser permitidos en Barcelona. Ahora con notable importancia ya que en los AC75 de 2021 eran once tripulantes y en los actuales solo ocho (4 ciclistas).

Los ciclistas, o tripulantes que generan fuerza con las piernas (pedaleando), pueden producir entre un 30 y un 40 por ciento más de potencia que los molinillos (que lo hacen con los brazos), lo que los hace más eficientes a la hora de gestionar las formas de las velas y configurar el barco para una óptima actuación.

Disponer los cuatro ‘cyclors’ en los fosos de la cubierta del AC75 donde se ubican los sistemas donde generarán energía con sus piernas no es fácil. La normativa establece que el peso combinado de una tripulación de ocho personas debe estar entre 680 y 700 kilogramos. Dividido en partes iguales, esto significa que cada persona debe pesar entre 90 y 95 kilogramos, aunque los ‘cyclors’ pueden llegar a los 100 kg. Es muy raro encontrar un ciclista profesional que pese más de 75-80 kilogramos.

El sistema de energía del AC75 se carga en un tanque acumulador hidráulico, que almacena la presión generada por los ‘cicloros’. La tripulación utiliza un actuador hidráulico para convertir la presión del tanque en fuerza, que a su vez acciona los controles del barco. Cada vez que el barco necesita virar, trasluchar o simplemente trimar una vela, se necesita potencia.

Así, de los 48 ‘ciclistas’ que competirán en la Copa, 22 proceden del remo (incluidos varios campeones olímpicos y del mundo), 16 de la vela (la mayoría ex-grinders), siete del ciclismo (la mayoría de pista o de resistencia). y tres del atletismo.

Los ‘cyclors’ son auténticas baterías humanas y cumplen los requisitos de resistencia y explosividad. Los remeros y los atletas de CrossFit están todos bien preparados y tienen una alta capacidad aeróbica.

El esfuerzo físico de un ‘cyclor’ en la Copa América es enorme, aunque se concentra en el tiempo (la duración media de una regata es de unos 20-25 minutos) y por ello se le somete a un intenso entrenamiento específico que, además para maximizar la potencia física, cuidan mucho la movilidad para evitar lesiones (los ‘cyclors’ potencialmente tienen que afrontar dos rounds al día en posiciones incómodas y antinaturales, que ejercen presión sobre las articulaciones), por ello después de cada round son relevados por otros cuatro ya que en cada manga queman una media de 600 kilocalorías. En el ‘American Magic’ americano realizan su función mirando hacia la popa del barco, a diferencia del resto de equipos.

Durante una regata de la Copa América desarrollan una media de unos 2.000 vatios, suficiente para iluminar una sala de 50 metros cuadrados; Todo ese poder generado puede ser decisivo para ganar la Copa América.