lunes, septiembre 30

Llull destroza al Barça y devuelve la felicidad al Madrid

El primer duelo de semifinales de la ACB entre Madrid y Barcelona había levantado muchas expectativas, y no sólo por tratarse de un clásico. El baloncesto europeo necesitaba saber cómo habían digerido los blancos su desplome en la Final Four de Berlín, donde el Panathinaikos les desnudó como nunca antes esta temporada. Y La respuesta del equipo de Chus Mateo fue muy contundente.. Campazzo, que acabó como máximo anotador del partido (20 puntos), y Tavares transmitieron confianza en los primeros minutos, dominadores como antaño de Argentina y Cabo Verde, y una vez superadas las dudas llegó el espectáculo.

La buena defensa de hombres como Cuaseur y Abalde permitió correr a los locales y, en campo abierto, brillaron los dos jugadores de mayor calidad de la plantilla blanca, Musa y Hezonja. Sus rivales, ante semejante avalancha, se desquiciaron, empezaron a fallar todo tipo de tiros e incluso recibieron faltas técnicas. La ventaja llegó a los 23 puntos, aunque la individualidad de Laprovittola y Ricky Rubio permitió a los blaugranas amenazar con la remontada en el último cuarto.

Fue entonces cuando Llull escribió su enésima obra maestra vestido de blanco. La diferencia era de sólo siete puntos y el escolta, el balear adicto a los momentos calientes, sumó cuatro triples consecutivos que dejaron al Barcelona noqueado y al WiZink en trance. Yabusele remató la tarea con un montón de acciones espectaculares y, esta vez, fue efectiva.

El Madrid no debe relajarse ni dar por hecho que los problemas que le hundieron en la Euroliga han desaparecido por completo. Necesitarán ganar dos partidos más al Barcelona si quieren estar en la final y, aunque los catalanes no son tan competitivos como suelen ser, siguen siendo uno de los equipos más peligrosos del continente. Eso sí, los blancos tuvieron una prueba de superación y, por supuesto, la superaron con nota. El viernes, segunda vuelta.

El Real Madrid necesitaba volver a sentirse bien, tras el duro golpe recibido en Berlín, y optó por refugiarse en Tavares durante las primeras posesiones ante el Barça. El africano armó el gancho con una velocidad asombrosa, Vesely no tuvo nada que hacer y el pívot anotó ocho puntos al inicio de las semifinales. Campazzo también estuvo muy bien, el espectáculo del baloncesto volvió a WiZink. El Barça, débil en defensa, sí se movió con fluidez en ataque, aunque la precisión no estuvo a la altura desde larga distancia. La ecuación permitió a los locales comenzar a construir ventaja.

El duelo adquirió un ritmo endiablado, casi imposible de seguir. La que iba a ser una canasta fácil del Barça fue anulada por un tremendo tapón de Poirier, que desembocó en una rápida transición blanca rematada con un mate a dos manos de Hezonja. El Madrid se sintió superior, y eso transmitió lo visto sobre el parqué., pero los blaugranas también disfrutaron del caos y, aunque más forzados que sus rivales, no se quedaron atrás. De hecho, seis magníficos puntos de Da Silva y una sanción de Vesely redujeron la diferencia a sólo dos goles.

El guión se había reiniciado, con dos equipos durísimos, propensos a las faltas y los contactos, y conscientes de que quien consiguiera la primera victoria de la eliminatoria tendría una gran ventaja en el camino hacia la final. Campazzo fue el factor diferencial en la recta final del primer tiempo. Cuatro puntos consecutivos del argentino y un triple de Yabusele lograron sepultar a Jabari Parker, el mejor jugador en largo de los visitantes. Una obra maestra del francés, mientras caía, de tiro libre y con una mano, sirvió de colofón. Cuando sonó la bocina, el Madrid lideraba por ocho.

Como al principio, Tavares y Campazzo fueron los líderes locales, irreductibles pese a la ya competente defensa catalana. El golpe fue muy contundente y en poco tiempo el Madrid se encontraba 17 arriba tras varias acciones muy meritorias de Musa y Hezonja. Causeur, siempre en la sombra, fue el principal causante de que sus compañeros volaran a la cancha, oprimiendo la defensa del francés (tal era su determinación que acabó con un profundo corte en la ceja). El Barça tenía muchas dudas, lanzaba mal y era incapaz de defender las transiciones. Además, recibió dos técnicas que mostraban su trastorno. Faltaba un mundo, pero la sensación era que el juego había terminado.

Laprovittola y, sobre todo, Ricky Rubio le pusieron mucho corazón. Las bases Se vaciaron para que el resultado final no fuera bochornoso., y frenaron demasiado porque lo que era una diferencia de 23 se redujo a sólo siete. El Barça estaba crecido, metido de lleno en el partido, y cuando amenazaba con remontar apareció el inmortal. Llull, con cuatro triples consecutivos, a cada cual más difícil (el tercero tocó cuatro veces el aro antes de pasar) desató la locura en el WiZink y puso el 1-0 en la eliminatoria.